LULAC Celebra 80 Años.

La organización es la pionera en la defensa de derechos de los hispanos.

February 17, 2009

La Opinión Newspaper

Era 1929 y Estados Unidos contaba con menos de tres millones de hispanos. Entonces un grupo de ellos que vivían en Texas, mexicoamericanos en su mayoría, decidieron formar la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) para luchar por sus derechos como ciudadanos estadounidenses y terminar con la discriminación.

Rosa Rosales (al frente), actual presidenta de LULAC, vista durante una manifestación ante el Centro de Detención de Inmigrantes

Con la anexión de un tercio del territorio mexicano a Estados Unidos en 1848 a través de los tratados de Guadalupe-Hidalgo, cerca de 77 mil mexicanos se convirtieron en ciudadanos estadounidenses. Por generaciones, estos ciudadanos y sus descendientes sufrieron de discriminación y violación de sus derechos civiles; una imagen vívida de esta época son algunas fotografías que aún se pueden encontrar con la leyenda “Prohibida la entrada a mexicanos” en algunos establecimientos.
Esta situación, con el paso de los años, dio origen a la organización de grupos mexicoamericanos en Texas. De la unión de tres de ellos, nació LULAC aquel 17 de febrero.

“Yo creo que la innovación principal de LULAC fue hacer una transición a nivel regional de los grupos que existían desde el siglo XIX, conocidos como mutualistas, por dedicarse precisamente a la ayuda mutua”, explica David Ayón, analista político y académico del Centro para el Estudio de Los Ángeles de la Universidad Loyola Marymount.

“Con LULAC la actividad de los líderes mexicoamericanos nacidos en Estados Unidos, y sobre todo en Texas, se enfocó hacia la ayuda en servicios directos: a ser abogados a favor de la comunidad, promover cambios en la sociedad y mejoras en los servicios, e hicieron este trabajo a nivel regional”, explica el académico.

LULAC tomó el liderazgo en la protección y la integración de los mexicoamericanos a la sociedad estadounidense. Se dedicó a promover la ciudadanía y la participación a través del voto; a hacer cambios en las políticas públicas y a reformar las políticas educativas.

Pero tal vez lo más notable de la nueva organización fueron sus agresivas acciones para eliminar la segregación y la discriminación, a través de demandas legales para dar acceso por igual a los hispanos en las escuelas y en los servicios públicos.
“Se estaban conformando los fundamentos de una clase media mexicoamericana, con ascendencia migrante, pero nacidos en Estados Unidos, muchos de los cuales participaron en el Ejército de EEUU y en la Segunda Guerra Mundial”, explica Ayón.
“Cuando los mexicoamericanos salen de sus pueblos y experimentan un mundo más grande al hacer este servicio a su país, se identifican con él pero también les choca encontrar que hay discriminación cuando regresan. La contradicción entre los ideales con que se justifican las guerras, que es para asegurar la democracia en el mundo, contrasta con lo que encuentran: no se gasta lo mismo en un estudiante de un lado de la ciudad que del otro, y eso era en función de si éste era hispano o anglosajón. Eso los anima a exigir la igualdad social”.

A lo largo de su historia LULAC ha tenido 47 presidentes nacionales, siendo la actual dirigente Rosa Rosales. Tiene concilios locales en 30 estados del país; cuenta con 17 centros de educación, 57 centros para asesoría y tutoría educativa, y su membresía alcanza los 150 mil miembros.

“Y son miembros de base, que tienen que pagar sus cuotas”, puntualiza Rosales. “A diferencia de otras organizaciones, quienes pertenecen a LULAC tienen gran amor y pasión, pero también pagan su membresía para seguir sirviendo a las comunidades latinas. Yo me siento orgullosa de decir que tenemos muchas victorias abriendo las puertas de la educación a la comunidad latina. Hoy celebramos que hemos dado no sólo muchas becas para ayudar a nuestra gente, sino centros de educación para asegurar que los estudiantes no lleguen sólo a la preparatoria, sino a la universidad”.

Muchas de las iniciativas de LULAC en sus primeros años fueron completamente innovadoras. Uno de sus primeros proyectos, conocido como “Escuelitas de las 400”, planteaba la enseñanza de un vocabulario básico de 400 palabras en inglés que todos los niños debían dominar antes de ir a la escuela a fin de prepararlos para el inicio de su educación formal. Este programa se adoptaría como política del estado bajo el nombre de Head Start.

“Ellos fueron pioneros del movimiento político de la comunidad, del poder de organización a nivel local, de la participación en las elecciones, en el trabajo con los abogados para presentar demandas y cambiar el sistema electoral y político”, comenta Arturo Vargas, director ejecutivo de Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos y Nombrados (NALEO).

“Muchos de los casos que ellos han manejado han resultado en avances electorales para nosotros. Es como si fueran el bisabuelo de las organizaciones de hoy en día. Pudieron organizar y al mismo tiempo generar nuevas organizaciones, y su riqueza es que cuentan con redes locales de activistas, a diferencia de otras organizaciones. Por ejemplo, en NALEO tenemos una red de funcionarios electos; Fondo Mexicoamericano para la Defensa Legal y la Educación (MALDEF) tiene una red de abogados, pero LULAC tiene el pulso de comunidad a la mano”.

“LULAC es una expresión de nuestra historia en este país”, considera por su parte Antonio González, presidente de Programa de Registro y Educación de Votantes del Suroeste (SVREP). “Nuestro proyecto trabaja con ellos como uña y carne, apreciamos el papel del activismo que han llevado a cabo en el registro de votantes, en materia de derechos civiles, en cuestiones de igualdad educacional”.

González reconoce que aunque durante algunos años la organización “perdió impulso”, en realidad nunca ha perdido influencia. “Se han sabido renovar, revitalizar, y hoy realizan un trabajo muy importante en Washington D.C. y en los estados donde vivimos los latinos. Después de 80 años sigue vigente, sigue viva”.

Happy Birthday, LULAC!

Some organizations become a significant part of a community's history because of their influence over the years. Such is the case of the League of United Latin American Citizens (LULAC), which over its 80 years, has defended and improved the lives of Latinos in the United States.

LULAC was founded on February 17, 1929 in reaction to the mistreatment suffered by Mexicans after the Treaty of Guadalupe Hidalgo. Thanks to the wisdom of its leaders, LULAC embraced the values of this country and from that conviction, used all legal means to defend the rights of Latinos.

In 1931, LULAC participated in one of its first class actions suits against school discrimination in Texas. Years later, in the 1946 LULAC brought forward the case of Mendez vs. Westminster, in Santa Ana, California, ending 100 years of school segregation in the state. The case served as legal precedent for the more well-known Brown vs. Topeka, which ended racial separation in schools in the country.

LULAC grew over the decades, establishing the Mexican-American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF) and reaching out to every corner of the country where Latinos resided. The organization now has more than 700 local councils, each furthering the mission of promoting economic progress, educational opportunities and defense of civil rights.

While Mexicans and MexicanAmericans are no longer being lynched, and Latinos no longer face segregation in public schools, the disparities of poverty, educational access and unequal opportunity continue, as does racial profiling and anti-immigrant fervor. LULAC's presence today is as vital as it was 80 years ago.

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